La infección nosocomial puede definirse de la siguiente manera: Una infección contraída en el hospital por un paciente internado por una razón distinta de esa infección. O también como una infección que se presenta en un paciente internado en un hospital o en otro establecimiento de atención de salud en quien la infección no se había manifestado ni estaba en período de incubación en el momento del internado. Comprende las infecciones contraídas en el hospital, pero se manifiesta después del alta hospitalaria y también las infecciones ocupacionales del personal del establecimiento.
Cuando se habla de atención al paciente, esta puede darse bien en establecimientos que comprenden desde dispensarios eficazmente equipados y hospitales universitarios con tecnología avanzada hasta unidades de atención primaria que únicamente cuentan con los servicios más básicos. Aunque existe una gran mejoría en cuanto a atención hospitalaria y salud pública se refiere, aún se siguen manifestando demasiadas infecciones en pacientes hospitalizados, lo que exige reforzar la validación de quirófanos y, en general, de entornos hospitalarios.
Las infecciones nosocomiales agravan la discapacidad funcional y la tensión emocional del paciente, llegando incluso a ocasionar trastornos discapacitantes que reducen la calidad de vida, siendo una de las principales causas de defunción y originando grandes costes económicos, puesto que es necesario que el paciente se encuentre más tiempo en el hospital.
Por lo tanto a la hora de prevenir las infecciones nosocomiales es vital que todas las personas y todos los servicios proveedores de atención de la salud se pongan de acuerdo. Para ello se necesita trabajar en equipo logrando una reducción del riesgo de la infección de los pacientes y del personal sanitario, incluyendo dentro de este último grupo tanto al personal de atención directa a los pacientes, servicios de administración, mantenimiento de la planta física, provisión de materiales y productos y capacitación de los trabajadores de la salud.
Para que un programa de control de infecciones sea eficaz ha de ser integral y además, comprender actividades de vigilancia y prevención, junto con la capacitación del personal, así como del necesario apoyo tanto en el ámbito local, regional y nacional.
Los programas nacionales o regionales se han de realizar por la autoridad de salud responsable en cada caso. Se ha de establecer un programa que dé apoyo a los hospitales con el fin de reducir el riesgo de infecciones y que ha de incluir el siguiente contenido:
- Establecer unos objetivos pertinentes que se ajusten a otros objetivos de atención de la salud.
- Formular y actualizar continuamente las pautas de vigilancia de la atención de la salud y de prevención, además de incluir las prácticas recomendadas.
- Crear un sistema que vigile determinadas infecciones.
- Evaluar la eficacia de las intervenciones realizadas.
- Armonizar los programas de capacitación inicial y continua de los profesionales.
- Facilitar el acceso a los materiales y productos esenciales para la higiene y la inocuidad.
- Instar a los establecimientos de atención de salud a vigilar las infecciones nosocomiales gracias a la retroalimentación de los profesionales interesados.
Cuando se habla de la actividad preventiva esta ha de focalizarse especialmente en los hospitales y en los demás centros de salud, ya que para cualquier centro la prevención del riesgo tanto para los pacientes como para el personal debe ser algo prioritario. Esta actividad preventiva tiene que contar con el visto bueno de la administración y para ello es necesario presentar un plan de trabajo anual que permita evaluar y promover una buena atención de salud, aislamiento apropiado, esterilización, capacitación del personal y vigilancia epidemiológica. Pero para llevarlo a cabo hace falta que los hospitales aporten los recursos necesarios a la hora de apoyar este programa.
Los centros de salud, a su vez, han de contar con especialistas en el control de infecciones epidemiológicas y enfermedades infecciosas, incluso a médicos y otro personal, como puede ser el de enfermería, que se encuentre especializado en el control de infecciones. En muchos países estos profesionales se encuentran dentro de grupos especializados que pueden trabajar tanto en un hospital como en un centro de salud y pueden ser miembros del cuadro administrativo o incluso formar parte de otra unidad, como el laboratorio de microbiología, administración de servicios médicos o enfermería, servicios de salud pública, etc.
El personal encargado de controlar las infecciones es el que tiene la responsabilidad diaria que exige esta tarea y además ha de preparar el plan de trabajo anual, que ha de ser evaluado por el comité de control de infecciones y por la administración.
Los médicos, por su parte, tienen una responsabilidad distinta en cuanto a la prevención y al control de infecciones nosocomiales se refiere, ya que el médico:
- Ha de prestar una atención directa al paciente y para ello ha de realizar prácticas que reduzcan la infección al mínimo.
- Tiene que seguir prácticas de higiene apropiadas, como puede ser el lavado de las manos o el aislamiento.
- Trabajar en el Comité de Control de Infecciones.
- Apoyar al equipo del control de infecciones.
La responsabilidad del médico se encuentra definida por:
- Proteger a los pacientes de otros infectados.
- Cumplir las prácticas que han sido aprobadas por el Comité de Control de Infecciones.
- Obtener especímenes microbiológicos apropiados en el caso de exista una infección manifiesta o presunta.
- Notificar al equipo los casos de infección nosocomial y el internado de pacientes infectados.
- Cumplir con las recomendaciones pertinentes del Comité de Uso de Antimicrobianos.
- Informar a los pacientes, a los visitantes y al personal sobre las técnicas de prevención de la transmisión de infecciones.
- Instituir un tratamiento apropiado de cualquier infección que tenga y tomar las medidas oportunas para impedir su transmisión a otras personas, especialmente a los pacientes.
Por su parte, el microbiólogo cuenta con las siguientes responsabilidades:
- Manejar las muestras tomadas a los pacientes y al personal para aumentar la posibilidad de realizar un diagnóstico microbiológico.
- Formular pautas para la recolección, el transporte y la manipulación de especímenes en forma apropiada.
- Asegurarse de que las prácticas de laboratorio se realizan según la normativa de seguridad apropiada.
- Velar por que el personal de los laboratorios cumpla las prácticas de seguridad.
- Realizar pruebas de sensibilidad a los antimicrobianos de conformidad con métodos idóneos de renombre internacional.
- Vigilar el proceso de esterilización y desinfección y el medio ambiente.
- Enviar en tiempo y forma los resultados al Comité de Control de Infecciones o al Director de Sanidad.
- Realizar la tipificación epidemiológica de los microorganismos del ambiente hospitalario.
Fuente: Ambisalud